lunes, 30 de noviembre de 2009

Proyecto de vida en solitario

Leí que en Cataluña hay unas 7.000 personas que tienen un proyecto de vida en solitario. Parecen pocas, pero de hecho lo extraño es que haya tantas, tal y como nos comen el coco los medios con lo de “la felicidad se vive en pareja”. Yo, cuando oigo decir de otra pareja que se divorcia, a menudo dejando criaturas traumatizadas tras ellos, me pongo de mal humor. ¿Por qué buscar pareja si a la fuerza has de acabar separándote? No es que la gente no aguante, es que no saben estar solos y acaban haciendo malas elecciones. Pero el problema es que en un primer momento la elección siempre parece acertada... en un primer momento no hay infidelidades ni “crueldad mental”. Yo no puedo presumir de ser una gran experta en relaciones, ni con chicos, ni con chicas, ni con caballos albinos, pero eso que a menudo a una persona soltera le puede parecer que se está perdiendo algo cuando ve una pareja feliz, me parece que es una imagen superficial. Detrás de muchas parejas, pasada la pasión inicial, sólo hay un triste aguantar... Claro que ha de ser bonito tener pareja, tener un proyecto de vida en común, tener alguien en quien apoyarte en los momentos difíciles, tener alguien a quien tocar... pero eso no debe ser la panacea si más de la mitad de las parejas acaban separándose, y un alto porcentaje de mala manera, y con muchas rencillas de por medio, además. ¿Qué me hace pensar que yo sería diferente y que la elección que yo hiciera sería tan acertada que duraría hasta que fuéramos viejecitos? Evidentemente, no tengo más elementos para acertar que cualquier otra persona, y una de las características de las personas es el no acertar, precisamente. No quiero ir pasando de una relación desacertada a otra como una fruta de muestra en un mercado. En definitiva, que mi elección también en tener un proyecto de vida en solitario, sin hijos y sin “aventurillas”, pero parece que esta idea es una idea difícil de vender a la hora de hacer un anuncio... Lo que sí que me gustaría es tener amigos de verdad, gente que me quisiera y se preocupara por mí, para tener grandes charlas, - un buen orgasmo puedo tenerlo yo sola, ahora, para tener una buena charla todavía necesito a alguien -, pero con la mayor parte de gente que me encontrado en mi vida con quien hubiera podido tener este tipo de relación, si no había la posibilidad de sexo no les ha interesado continuar con la amistad... Además, tampoco es justo continuar con una amistad con alguien que ha querido ser tu pareja, o que se te ha querido tirar... Pues sin amigos, tampoco, ala. Me quedo con mis libros, que al fin y al cabo tampoco son tan mala compañía.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Carreteras secundarias

Aunque nunca me haya drogado (ya dije que a los empollones no nos pasaban el porro), cuando tenía veinte años, por una de las características intrínsecas de mi enfermedad mental, experimentaba una gran fascinación por los efectos de las drogas sobre la mente humana, y como decía aquel, “leí mucho sobre el tema”. Bueno, de hecho no demasiado, sólo alguno de los libros de Escohotado. También me compré un par de libros, convencida que los leería, porque era lo que me apetecía leer en aquel momento: Yonqui, de Burroghs, y Confesiones de un inglés comedor de opio, de De Quincey. Pero a pesar de que tiraban de mí, jamás acabé de encontrar el momento de ponerme a ello, y todavía me esperan en el anaquel. (Los libros te esperan, no como otros seres que pululan por el universo...) Me esperan por si alguna vez me priva de leerlos. Pero, ha pasado el tiempo, y los efectos de la droga en la mente humana... qué queréis que os diga... ahora ya paso de todo este tema... es suficiente para mí con la medicación que debo tomarme, que, eso también, me parece que es una droga muy poderosa y no lo suficientemente estudiada. Pero quedan estos dos libros como testigos de un interés que tuve en el pasado. Y no hace falta ser muy inteligente para deducir que son un par de novelas que sólo explican miserias... y miserias que acaban mal, además. Si Yonqui incluso había sido prohibido en algunos trozos. Me encanta tener la edición íntegra de un libro que había sido censurado, qué queréis que os diga; me produce una extraña satisfacción. Pero... ¿me interesa leerlos realmente, ahora? Lo más parecido que hay en mi vida a esto es mi adicción a comprarme libros, y cuando hace días que no me he comprado ninguno me siento frustrada e incluso me cambia el humor... ¿me puede ayudar leer estos libros a superarlo, o todavía me hundirán más en la miseria de autómata-compra-libros? En fin, que los conservo, no quiero deshacerme de ellos, pero nunca me acaba de venir bien el ponerme a leerlos... No es que me dé pereza, pero me parecen que tienen más peligro que Sor Citroen al volante de un trailer... ya os dije que ya estaba harta, de miserias... Pero, por otra parte, seguro que debe haber pocos libros más morbosos y auténticos hasta el límite que estos... ¿Los leo o no los leo?

jueves, 26 de noviembre de 2009

El maestro que falta

Stefan Zweig, en sus Tres maestros, dice que así como balzac ha generado la figura “balzaquiana”, Dickens el personaje “dickensiano”, y Dostoievski el carácter “dostoievsquiano”, falta en alemán un gran novelista que cree su propia palabra para definir los seres humanos de su obra. Bien, quizá en la época de Zweig todavía no había tenido tiempo de hacer fortuna esta palabra (Kafka era muy reciente), pero estoy segura que, en lengua alemana, esta palabra es “kafkiano”. Precisamente en El mundo de ayer, Zweig explica algunas cosas que le pasaron durante la Segunda Guerra Mundial que son “kafkianas”; pero él todavía no tenía esta palabra para decribirlas... quizá porqué Kafka permanecía desconocido en aquellos momentos. No sería hasta al cabo de un tiempo que la palabra “kafkiano” empezaría a poblar nuestro imaginario. Kafka sería el cuarto maestro de este libro, si Zweig hubiera podido añadirlo.

Pero me gustaría puntualizar algo: así como, sobretodo Balzac y Dickens, salen de sí mismos para crear la figura del otro, describen a la gente tal y como podemos verla en su exterior, y Dostoievski explica más bien qué pasa en el interior de la gente, pero siempre son otros, personas individualizadas y diferentes exteriores a sus autores, Kafka sólo es bueno describiéndose a sí mismo y sus procesos interiores individuales: tan Joseph K., del Proceso, como K., del Castillo, como el protagonista de América, son el mismo Franz Kafka, y todos los personajes que salen son arquetipos de personas en general, tipos de personas, personas que tienen algún poder sobre él, pero no son personas individualizadas. Jamás nos describe al otro. En la obra de Kafka también hay fragmentos que describen personas exteriores a él, seres humanos que vio en el tren o que se encontró en un balneario... son trozos completamente anodinos, son fragmentos sin ningún tipo de interés... Kafka no sabía “crear personajes” exteriores a sí mismo, no sabía individualizar a la gente con pinceladas de interés; en sus manos, la gente que nos describe es fea, insignificante, quizá porqué son gente que no tiene ningún tipo de poder sobre él; el poder le fascinaba. Sólo sabía potenciarse a sí mismo y las truculencias de su espíritu. En eso sí que era un maestro.

Por eso, sí, de acuerdo, existe la palabra “kafkiano”, pero se aplica más una situación, “una situación kafkiana”, que no a un personaje concreto. O sea que Kafka sería el cuarto maestro, pero el maestro de una asignatura diferente. Un maestro, no en observar y describir “los hombres”, a los demás, como Dickens, Balzac y Dostoievski, sino un maestro en observar y describir “al hombre”, a sí mismo y su mundo interior. Este sería el lugar de Kafka.

martes, 24 de noviembre de 2009

Barça y prepotencia

Ahora vienen dos partidos importantes, muy importantes, de aquellos de parálisis nacional, sobre todo el segundo. Pues bien, yo espero que el barça pierda ambos. Sí, sí, tal y como lo oís: que los pierda bien perdidos. La peña (sobre todo la que habla por la radio) necesita una buena dosis de humildad: ya está bien de si ganaremos sin bajar del autocar, de si cuando veremos el barça ganar diez a cero, de si esto será pan comido... ya está bien de tanta prepotencia. Jarabe amargo de la humildad: dos raciones, y esto cura rápido. Hombre ya. Es que ya estoy harta de la prepotencia barcelonista de según quien.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Inmigrantes del siglo

Cuando alguien me pide consejos respondo que se los doy con mucho gusto, sólo que a cambio de que ellos me aconsejen también, porque en este ya no tan nuevo siglo las muchachas y los jóvenes son los nativos y nosotros, la gente mayor, los inmigrantes que llegamos de otra época y de otro mundo.”

José Emilio Pacheco

domingo, 22 de noviembre de 2009

El diabólico vicio de retocar

De lo que no me había dado cuenta nunca es que cada vez que hago un retoque en un post, y por tanto lo republico, este pasa a ocupar la primera posición en el lector atom... ¡Horror y terror! Yo que creía que nadie podía notarlo... (Porqué evidentemente si alguien lo nota debe creer que estoy como una cabra...) Esto es lo que me atormenta de los inventos informáticos... tú estás tan tranquila pensando que das unos datos, y tarde o temprano sale un engendro que da datos sobre lo que estas haciendo con los que no contabas... ¡Protesto enérgicamente! No es que no supiera que existía el lector atom, de hecho, lo tengo activado para facilitar la lectura del blog desde que me di cuenta de para qué servía, pero nunca le había hecho mucho caso y no me había dado cuenta que de este detalle en concreto... ¿Qué debe pensar la gente de mí? ¿Qué a mis treinta y pocos soy una vieja maniática? Una vez un chico dijo, hablando con unas amigas, que yo era su abuela... En el caso de este chico, eso era un elogio, porqué la alternativa a ser “su abuela” era ser su pelandusca; era la especie de chico que a los quince ya ha contraído dos enfermedades venéreas. En fin. Quizá sí que a mis treinta y tres soy ya una vieja maniática, pero no más de lo que lo he sido siempre... Y sí, me da mucha vergüenza que se sepa que soy la maniática que retoca los posts una vez escritos y publicados... (a veces). Pero no quiero desactivar el lector atom porqué sé que facilita la lectura a algunos lectores, y se trata de que leer el blog sea fácil... Ahora, como eso de republicar los posts antiguos a los que he hecho algún retoque lo hago bastante a menudo, debo tener algunos de los lectores que me leen por este método ¡negros! ante tanta repetición... En fin. Se agradece la paciencia, y no lo expliquéis mucho por ahí...

sábado, 21 de noviembre de 2009

Las aleluyas de la top-model

Ayer quería duplicar la tarjeta SIM de mi móvil. En mi pueblo hay dos tiendas que venden móviles, y fui a parar a la equivocada. Equivocada porqué las dependientas son top-models y no tienen ni idea. He visto allí a dos chicas diferentes: ocupan un tercio del espacio físico que yo ocupo, van escrupulosamente maquilladas y el uniforme resalta su elegancia. Pero, en las tres veces que he ido, ni la una ni la otra me han sabido solucionar una cosa tan sencilla. Cosa tan sencilla por la que podrían haber ingresado un dinerillo, que representa que para eso están allí, par dar un servicio. ¿Hay algo más frustrante que entrar en una tienda dispuesta a gastar y que debas salir con la cola entre piernas? Una lleva el pelo largo, y es la peor. La otra lleva el cabello corto. Para que os hagáis una idea de cómo es la del pelo largo, oí que por teléfono le decía a la del pelo corto, que por lo que se ve se llama Gloria: “Sí, este cliente ha venido y me ha dicho que el chico que estaba aquí ayer le había dicho... supongo que eras tú... “. (iccsss... ¿el chico?) ¡Pero si la otra también es top-model! Dudo mucho que alguien pueda confundirse... ¿Qué especie de relación deben tener estas chicas? ¿Qué tipo de arpía es la del pelo largo? Top model, eso sí. Me marché sin haber podido duplicar la tarjeta SIM, me atrevería a aventurar que porqué la top-model, después de hacerme espera un buen rato, NO SABIA como se duplicaba. Cosa que no me confesó, evidentemente, y que intentó encubrir con un rollo patatero de algo que se inventó. Y sé que se lo inventó porqué pedí una segunda opinión. Un cliente le había gritado por teléfono (no me extraña) y estaba muy crispada. Aquella chica estaba a punto de reventar, e iba entrando gente por la puerta, formando una cola cada vez más larga. Sé qué especie de cabeza de personal contrata top-models, no las forma (porqué estoy segura que aunque estas chicas sean top-models, si alguien les hubiera enseñado con calma y sin gritos todo lo que han de saber hacer podrían saber hacerlo), les paga una miseria, les trata a patadas para meterles el miedo en el cuerpo, y las obliga a estar diez horas de pie haciendo un trabajo que en otras tiendas hacen sentados, y de mucho más buen rollo, además. Porqué acabé yendo a la otra tienda de móviles de mi pueblo, donde, sin crispación y sin ninguna top-model, me solucionaron el problema rápida y eficazmente. ¿Qué tipo de cabeza de personal (porqué estoy segura que es un hombre) decide que se necesita una top-model sin experiencia ni formación, y de mala leche, para hacer este trabajo, y que a además, necesita hacerle el trabajo tan incómodo como sea posible, convirtiendo la tienda en un campo de batalla? ¿De verdad alguien cree que el dinero se hace de esta forma?

viernes, 20 de noviembre de 2009

La cabra al rescate

Hace días que el blog tiene una enjundia considerable. Yo voy por el mundo dejando mensajes en otros blogs diciendo que leen libros demasiado deprimentes (sic), y en realidad no me doy cuenta de lo deprimente que puede llegar a ser el mío. Por ejemplo el post sobre Enke... ¿esta es mi idea de “menos librotes y más fútbol” que representa que debe alegrar la vida a alguien? En fin. O sea que lo ideal sería explicar un chiste, pero yo no soy buena recordando chistes, y nunca he inventado ninguno. ¿Puedo explicar el de la legión? Pues en la legión te encierran en un corral con una cabra, y al cabo de quince días eres o tú o la cabra... ¿Os imagináis tener que acabar con una cabra con vuestras propias manos? Me viene algo sólo de pensar en ello... Y eso teniendo en cuenta que yo no sabría explicarle ningún chiste... Bueno, yo quería arrancar una sonrisa a mis lectores y me parece que todavía lo he empeorado... Además, el chiste de la cabra ya lo he explicado otras veces... Es suficiente por hoy...

jueves, 19 de noviembre de 2009

La chica que siempre había querido ser novelista

He empezado a leer el libro Tres maestros, de Stefan Zweig. He leído el primer trozo, el dedicado a Balzac. Madre mía, ¡cómo transmite la pasión por Balzac! Algo que me sorprendido: dice que Balzac introdujo “el dinero” en la novela. Hasta entonces, habían sido demasiados los personajes novelescos que pertenecían a la nobleza y que vivían de renta y no sabían lo que valía un peine. Me parece que quiere decir eso. Al introducir al hombre común en las novelas, también introduce su percepción del dinero como a elemento de intercambio. Y objeto de codicia. Dice que los historiadores leen sus novelas para saber qué comía la gente en aquella época, o cuanto costaba un determinado producto. Él sólo reflejaba la realidad tal y como él la conocía, y según Zweig tenía un sexto sentido para saber cuanto valía cada cosa, sentido que sin duda se le había afinado bajo el peso de la enorme deuda que contrajo. Ya me gustó Balzac en el libro que leí de él, Ferragus, aunque dice que no es uno de los mejores que tiene, pero como que no leo demasiadas novelas había aparcado continuar la lectura. Después de leer eso, quizá valdría la pena ponerse. Lo que me atrae es esta cualidad que representa que tiene de saber retratar a la gente (los hombres) “tal yo como son”, con sus mezquindades, sobretodo los hombres afectados por las mezquindades de las mujeres – sobretodo las mezquindades de los hombres. Eso me atrae pero al mismo tiempo me repele un poco. No tengo ganas de leer miserias, de ver como estafan a un pobre hombre, de ver como alguien se arruina. El flujo y reflujo de la vida. Para flujo y reflujo ya tengo suficiente con la mía, de vida, y con intentar lidiar con las personas “humanas” tan bien como puedo. No quiero ver como sufre ningún personaje. Y en estas estoy: por un lado, curiosidad por leer a Balzac porque “está tan bien”, y estoy segura que me ayudaría a saber cosas de las personas. Sí, sí, aunque sea ficción. ¿Porqué hay tantos ficcionadores actuales que no entienden eso? Por otro lado, pereza porqué estoy saturada de “saber cosas” sobre las personas... todo son miserias. A los veinte años me hubiera lanzado sobre Balzac de haber tenido la conciencia que existía. A los treinta... me hace repelús leer más miserias. Y eso también se puede aplicar a Dickens (del que literalmente devoré Grandes esperanzas) y a Dostoievski (del que tuve que dejar Crimen y castigo). Todavía no he leído los trozos que Zweig les dedica, pero estoy segura que también transmite el mismo entusiasmo por ellos. Por un momento me lo dejo pegar pero... cuando me lo pienso dos veces... cuando soy sincera conmigo misma... soy consciente que la etapa de mi vida dedicada a leer las miserias de los demás se ha acabado. Quizá eso quiere decir que me he vuelto insensible y mala persona, no lo sé. Quizá incluso misántropa. Bueno, por el caso, que como lectora con unas ciertas pretensiones creo que debería leer alguno de estos libros... pero que mi yo real ahora en estos momentos demanda otro tipo de lecturas... lecturas que no me hagan sufrir. Por casa tengo unos cuantos, de libros de estos autores, no demasiados, pero dos o tres, libros que no quiero tener sin haberlos leído. Quizá más adelante... Queda en el aire...

Seguramente hay a quien le parezco absurda con este pensar que tengo la obligación de leer según qué. Bueno, a ver, yo quería ser novelista, representa que un poco la obligación de leer los clásicos de la novela la tengo, ¿o no? Pero claro, si ya no me gusta leer novelas (¿porqué no? ¿me he hecho vieja? ¿qué significado psicológico profundo encierra eso?) no puedo pretender todavía que escribiré una novela... Toda la vida pensado que quería ser novelista y ahora resulta que, además de no poder crear “ficción”, no me interesan las novelas... en fin. Que todavía he de hacerme a la idea, que no seré novelista. Me cuesta un poco. Debo resituarme en esta nueva concepción de mí misma y decidir “qué quiero escribir cuando sea mayor”. Escritora, sí, pero... ¿de qué tipo de escritos? Si el setenta por ciento de lo que he escrito en estos últimos diez años no ha estado nunca en el ordenador y lo he quemado religiosamente... Han quedado las migajas, y con cuatro migajas no se va a ninguna parte. No sé si hubiera ido a ninguna parte con lo que había escrito, pero tenia claro que con “aquello” no quería ir a ninguna parte. Aunque a algunas de las personas con las que me topado durante esto diez años les hubiera encantado leer según qué... No, no, sólo faltaría, ni pensarlo en habérselo dado a leer. Eran papeles privados. ¿Conclusión? Que tengo una cierta tendencia a escribir para mi misma, para desahogarme, sin pensar demasiado en la posible comercialización de lo que he escrito, pero sí pensado en el lector, a hacer textos acabados. Lo que quiero decir es que no me veo demasiado futuro a mí misma como escritora, aparte del blog... Y no me quejo; con el tiempo he aprendio que el post más insignificante, aunque no me dé un duro, aunque no haya de pasar a la historia, es un don. Algo que se me da. La posibilidad de escribirlo y como los disfruto son un don. No diré una magia, pero sí algo que fluye y que sé que podría dejar de fluir. Y sé que si esta corriente eléctrica no fluye me hace sufrir. Por tanto no diré que el blog sea poca cosa, para mí no lo es, pero... pero... bueno. Como escritora querría tener más ambición, escribir otras cosas. A ver. Me parece que la pregunta que debería hacerme es... ¿qué necesito escribir? ¿qué necesito que un lector o lectora desconocidos en la otra punta de la realidad lean? ¿qué necesidad habla en mis palabras?

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Objeto libro

Hace días me mostraba preocupada por la llegada del libro electrónico y que como consecuencia de ello el precio de los libros pudiera subir. Según leí en la red, por esta inquietud soy una “fetichista del libro”, y no una amante de la lectura. Vaya vaya... La palabra “fetichista” me suena muy mal, me suena a perversión, como aquella gente obsesionados por practicar el sexo con una pareja con los zapatos de tacón puestos. En fin, que yo mis libros no los quiero para follarmelos, ¿eh? Pero se ve que sí, que esta veneración por el “objeto libro” es una clase de fetichismo. Eso me da un poco la esperanza de pensar que quizá no subirán de precio. Me parece que hay mucha gente que venera el libro como a objeto en sí, aunque no se lean todos los libros que compren (cosa que hay a quien le parece un sacrilegio). Desde la antigüedad, la gente con ciertas inquietudes que ha podido ha coleccionado libros. Sólo que antes sólo se podía permitir hacerlo la gente muy y muy rica, los poderosos, los tiranos. Ahora que hemos conseguido que la sabiduría en objeto tenga un precio popular, ¿dejaremos de acumularla? En fin, que saber que hay tanta gente “fetichista del libro” me ha alegrado el día. La gente que hay en el mundo que ya compra libros, no dejará de hacerlo; ahora sólo se trata de que las nuevas generaciones se vayan convirtiendo en compradoras de libros, también. Hummm... y eso sí que ya es una incógnita. Lo que no sé es si coleccionar “descargas de libros” en un libro electrónico será igualmente adictivo...

martes, 17 de noviembre de 2009

Trampas con el lenguaje

Pasa una cosa curiosa con el lenguaje, concretamente con las palabras “persona” y “humano”. Cuando decimos que alguien es “persona”, queremos decir que es “buena persona”. Cuando decimos que alguien es “humano”, queremos decir que tiene las mejores cualidades que puede tener un ser humano. Alguien que trabaja en una ONG ayudando a los pobres es muy “humano”, por ejemplo. Alguien que comprende una dificultad por la que pasa otra persona también es considerado muy “humano”. Cuando decimos que un comportamiento o una actitud son “humanas”, queremos decir que no hacen daño a nadie excepto quizá a la persona que las lleva a cabo, como por ejemplo, beber y no poder dejarlo, fumar y no poder dejarlo, enamorarnos de alguien que sabemos que no nos conviene y no poder dejarlo. Todo eso, que no implica en principio hacer daño a los demás, sino a nosotros mismos, también se considera muy humano. Les debilidades. Lo curiosos del caso es que matar, atracar, violar, torturar, extorsionar... también son actitudes completamente humanas... y en cambio, las consideramos “inhumanas”... No sé, pero me parece que las personas tenemos una concepción un pelín demasiado idealista de lo que significa ser “persona”, ser “humano”... cuando dejamos que en estas palabras sólo reluzcan las acepciones positivas. O eso, o nos encanta engañarnos a nosotros mismos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Enke

La muerte del otrora portero azulgrana me ha impresionado. Pero lo que más me ha impresionado es la cantidad de gente que ha ido a su entierro. Supongo que es fácil ir todos a una cuando ya es demasiado tarde... Los futbolistas cobran unos sueldos muy altos, tiene muchos privilegios, pero también están sometidos a una gran presión. No todos son capaces de afrontarlo. Siempre hay un pequeño porcentaje de gente que se suicida, en todas las profesiones, no sólo entre los deportistas de élite; hay gente que se suicida en todas las sociedades humanas, y sobretodo, en la competitiva sociedad occidental que predomina actualmente. Es muy fácil rasgarse las vestiduras, entonar cánticos de desesperación, pero en realidad nadie cambiará para que eso deje de ser así. La gente y el mundo continuaran girando con la manera de hacer de siempre; el mundo es como es, y la gente (poca gente, los más valientes) continuará desertando porqué no puede aceptarlo. Se nos llena la cabeza con que la vida es un don, que es irrepetible, que nuestra vida es lo más preciado que tenemos... Pero eso continua siento la selva: o comes o eres comido. Me extraña que no haya salido ningún ecologista diciendo: mira, uno que escoge no contaminar más, uno que escoge no competir más por el alimento, la energía y el amor, nos lo deja todo para los demás, para que podamos continuar presionándonos, exprimiéndonos y amargándonos la vida los unos a los otros: deberíamos hacerle un monumento. Ya lo sé, nadie dirá eso. Representa que somos personas... Pero, rodeado de personas con la acepción que siempre queremos darle a esta palabra, a Enke no le habría hecho falta hacer eso.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Vulnerabilidad

Ayer oía en una tertulia que deberíamos vigilar lo que decimos sobre nosotros mismos en la red. Ponían como ejemplo el libro de caras, en que mucha gente explica sin pudor qué hará al día siguiente, donde estará y con quien, y que eso puede llevar más de un problema porqué no siempre se puede controlar a quien llega esta información. No hablaron de si los blogs podían ser peligrosos (parece que los blogs ya están pasados de moda), pero aunque los datos sobre ti misma que pones en un blog no sean los mismos que pondrías en el libro de caras, y que el blog tenga una clara intención literaria, es evidente que dice mucho de cómo eres tú como persona, de tus gustos, de tus relaciones... e incluso cosas tan íntimas como tus sueños o tus miedos... Lo que oí en esta tertulia me hizo plantear hasta qué punto me estoy haciendo vulnerable explicando lo que explico. Hasta qué punto estoy dando demasiada información sobre mí a cualquier desconocido que podría encontrarme por la calle. Eso me preocupa un poco, y el hecho que hasta ahora no me haya encontrado a nadie que me haya hecho daño a partir de eso no quiere decir que una cosa así no pueda pasarme en el futuro. ¿Compensa la satisfacción de desahogarme la vulnerabilidad a la que me expongo? Mi necesidad de expresión es profunda y no sólo tengo muchas ganas de explicar cosas sobre las pequeñeces de mi vida en la red, sino que soy adicta a ello, y si estoy unos cuantos días sin publicar ya siento como un malestar. Lo ideal sería escribir y que sólo lo leyese gente desconocida en la otra punta del mundo. Que, de hecho, me parece que ya es lo que pasa, pero claro, lo publicado continua pululando por aquí... ¿Quién me dice que cualquier vecino no...? En fin. Que a partir de ahora procuraré pensármelo dos veces antes de explicar según qué... no fuera el caso que... Y se me ocurre... ¿pero esto no es justo lo contrario de lo que pensaba hacer en este (tan cacareado) nuevo blog?

viernes, 13 de noviembre de 2009

Algunas reflexiones...

Cierto personaje de este país, cuando le descubrieron, se quedó solo. Resultó que nadie le conocía, nadie tenía nada que ver con él, nadie quería saber nada de sus cosas. Pareció que no le quedaban muchos amigos. En cambio, aunque públicamente no le queden amigos, los astros se han alineado de una manera que le ha ahorrado la cárcel, y no creo que llegue a pisarla nunca.

A otras dos personas que también habían sido alguien en este país también les van mal las cosas. Curiosamente, todo el mundo se declara “amigo” suyo, y a estos amigos no les avergüenza decir en público que lo son. Pero en cambio, ellos están en la cárcel y no saldrán de allí en breve.

Eso me hace reflexionar sobre la naturaleza de la amistad y del poder... Quizá no se trata de tener amigos, sino de tener gente que te deba favores... Dice que quien tiene amigos come pasteles, y quien no los tiene se jode. Parece que en estos casos la cosa es más bien al revés...

jueves, 12 de noviembre de 2009

Tengo una doble

Ya cuando iba al instituto, recuerdo que unos compañeros de clase me dijeron habían visto a una chica que era igual que yo. No le di demasiada importancia. Pero, últimamente, dos personas diferentes la han visto, a esta chica (en un caso confundiéndola conmigo) y todavía es igual que yo, por lo que se ve. Y yo me pregunto... ¡quince años! ¿y todavía lleva el pelo igual que yo? ¡quince años! ¿y ha engordado de las mismas partes donde yo he engordado? Me gustaría encontrármela y decirle cuatro cosas: ¿qué se ha creído ir por el mundo con mi aspecto? Pero en fin, aunque vivamos en el mismo sitio, parece que si en quince años no nos hemos encontrado es improbable que nos encontremos en el futuro. ¡En serio que me gustaría encontrármela! (Ostras, ahora me viene a la cabeza que Puck también tenía una doble... ) Estoy segura que la clave es el peinado y que las personas que nos han confundido nos han visto de espaldas... ¿He de ir corriendo a la pelu a cortarme el pelo? Estoy tentada de hacerlo... En fin, que protesto enérgicamente. Yo que me creía única, y mira, ¡estoy “repe”!

martes, 10 de noviembre de 2009

Migración

Hacia tiempo que quería migrar a este nuevo blog. Hace ya tiempo que quiero encarar la reflexión bloguera más hacia la reflexión sobre las personas (humanas, sic) y la relación que tengo con ellas, y hablar menos de noticias y de cosas abstractas. Quiero hacerlo más personal para hacerlo más universal, de algún modo. Pero estoy convencida que lo que hacía hasta ahora tampoco podré dejar de hacerlo del todo, y las nuevas reflexiones que quiero hacer ya veremos si me saldrán, y de qué forma me saldrán, si es que salen. Es decir, que el nuevo blog será básicamente lo mismo, pero con esta posibilidad de ampliación hacia este nuevo tema que todavía no sé como abordaré. ¡Bienvenidos y poneos cómodos!