lunes, 28 de febrero de 2011

Protagonismo

A veces, no se trata de ser protagonista de la Historia, así en mayúsculas... a veces solamente se trata de ser el protagonista de de tu propia vida... de tu propia película... tu propia historia...

domingo, 27 de febrero de 2011

Quemar la vela

Ayer oía por la radio que un artista a quien yo admiro mucho – y que ahora ya está muerto- empezó a tomar substancias estupefacientes para ayudarse a poder actuar en más de tres-cientos conciertos al año. Lo primero que me viene a la cabeza es: ¿para que narices necesitaba hacer tantos conciertos al año? ¿Era algo más que su ambición lo que le empujaba? Seguramente no necesitaba hacer tantos conciertos al año para sobrevivir... Claro que la cosa cambia, cuando, en vez de hablar de ambición, hablamos de exigencia artística, y del nivel que él quería dar como artista, que puede venir dado por una necesidad interior de autoexigencia y puede no tener nada que ver con las ganancias de cada concierto. Es evidente que los discos que tengo de él y que tanto me gustan quizá no serían lo mismo si él no hubiera hecho tres-cientos conciertos al año (aunque soy consciente de la posibilidad de trucar los discos, pero sé que él no sonaba muy diferente). Me parece legítimo que un artista –o cualquier persona en su trabajo- aspire al máximo de auto-exigencia. Pero a veces estamos tan ocupados en querer siempre más que no nos damos cuenta que hemos empezado a quemar la vela por los dos lados. Y a veces lo hacemos por cosas que, en realidad, no necesitamos, o que podríamos pasar con menos... No digo que no se deba tener ambición o exigencia hacia el propio trabajo o el propio arte; sólo digo que debemos saber darnos cuenta de cuando la bala que quemamos en el cañón de los objetivos somos nosotros mismos...

sábado, 26 de febrero de 2011

Baño y masaje

Parece que si ya no soy anónima tendré que mirar de quedar bien... ¿Os acordáis de un día en qué dije que a Jordi Basté le faltaba cultura para conducir un programa como el que conduce? Bien, pues lo he escuchado más detenidamente y es cierto que él tiene sus limitaciones, pero los invitados que tiene en el programa (no tengo razones para pensar que no los haya escogido él), pues estos invitados complementan muy bien sus lagunas. Cuando él dice algo de lo que no sabe mucho o en lo que no ha reflexionado lo suficiente –cosa que ocurre a menudo- siempre está ahí el invitado que le pone en su sitio y dice lo que debe decirse desde la perspectiva de alguien que sabe de qué va la cosa. Que se deje poner en su sitio por personas que saben más que él tiene mucho mérito, otro aprovecharía que dirige el programa para tener siempre razón y para invitar a personas que le diesen la razón. Entonces quizá sí que faltaría cultura, en el programa, pero mientras invite a persona que saben más que él, esta carencia no es un defecto, y Basté adopta muy acertadamente el papel de niño curiosos que pregunta y que tan bien le va. O sea que de acuerdo, la cultura de Basté tiene sus limitaciones, pero con las personas que invita a su programa las sabe limar muy bien, estas limitaciones.

Otra cosa son las ganas que tiene de presentar el programa. En la radio, cuando alguien hace un programa sin ganas, se nota enseguida; lo que pasa es que normalmente todos los que salen por la radio matarían por salir por la radio, y como que casi todos los programas se hacen con entusiasmo no parece que el entusiasmo a la hora de hacer un programa sea una característica destacable porqué se da por hecha. Pues bien, cuando Basté coge el micrófono la radio vibra. Tiene muchísimas ganas de hablar y salir por la radio, y eso transmite alegría y buen rollo y hace que su programa tenga un ritmo que hace buen escuchar.

Es decir que dije que a Basté le faltaba cultura para dirigir un programa como el que dirige... y quizá es así, pero se lo sabe suplir muy bien. Tenía razón la comentarista que me dijo que era un gran comunicador. Quizá no sea un gran sabio, pero es un gran comunicador.

Por cierto... un día dijeron que Basté escucha los programas deportivos de ona fm por la tarde cuando no trabaja. ¡Basté! ¡Recorcholis! ¿Qué es esto de estar escuchando programas deportivos? ¡Por las tardes deberías estar leyendo los clásicos grecolatinos!

miércoles, 23 de febrero de 2011

Disculpen si albergo sombras

«Voy de asombro en asombro. Leo el pasado sábado en El País a Manuel Rodríguez Rivero que cuenta cómo la editorial Harper Collins ha introducido en sus contratos una "cláusula moral" por la que la compañía se reserva el derecho a rescindir contratos "si la conducta del autor evidencia una falta de la debida consideración hacia las convenciones públicas y morales... (sic)". (...)

Y pienso: "Quizá me esté equivocando al sobresaltarme, y obligando al hombre a ser bueno se logrará la sociedad libre que anhelaba Rousseau..."

No lo creo. No creo que ni el ojo avizor de las editoriales ni la espada justiciera de los medios de comunicación nos hagan mejores, quizá sí más cínicos, menos espontáneos y más amargados; lo hemos visto antes en otras represiones, como la caza de brujas de McCarthy, donde no hubo ni muertos ni exiliados pero sí grandes círculos intelectuales que se autocensuraban para no ser reprendidos.

Enjuiciar moralmente a alguien es siempre una mala costumbre que quizá no podamos dejar de hacer en nuestros círculos reducidos, pero cuando el enjuiciamiento pasa a ser popular deberíamos saber que desaparece la razón y el mando lo toman las emociones, y éstas son capaces de apedrear al primero que ofenda.

Con moderaciones de estilo Gran Hermano, que obligan a comportarnos de una manera homogénea, lo que está en juego es la libertad individual y de expresión de todas las personas públicas en sus espacios personales (sean públicos o privados), así como también la diversidad de opiniones.

En mi ingenuidad, creía que la actividad de crear no tenía que ir unida a la moral; que, por ejemplo, un escritor podía escribir una gran obra y ser a la vez un sinvergüenza, un chivato, un indeseable. Quizá al cerrar el libro no pensara como Holden Caulfield que "ojalá el autor fuera amigo mío y pudiera llamarlo por teléfono cuando quisiera", pero, sin duda, lo seguiría leyendo y seguiría queriendo saber sus opiniones, aunque fuera para disentir.

Siempre he pensado que estaba viviendo la época más libre jamás habida en la existencia humana, la única en la que yo me veo capaz de sobrevivir (en las anteriores me hubieran quemado en la hoguera, o echado a los leones, estoy convencida), pero con estas nuevas tendencias de correctismo político no estoy segura de salir incólume; ya no es posible albergar sombras».

06-2-2011
Beatriz Celaya
(de la revista digital dosdoce.com)






domingo, 20 de febrero de 2011

De tuyas a mías

¿Os habéis fijado en la contradicción de mi post de ayer? Por un lado temo que el blog sirva para cotillear sobre mí y alimentar la morbosidad (al fin y al cabo tengo una enfermedad mental) y por otro lado me sabe mal no ser completamente anónima para poder decir pestes y despotricar de quien yo quiera. Es decir, que no me gusta que se use el blog para criticarme pero me gustaría usarlo para criticar. Ya lo dicen, como cambia la cosa, de tuyas a mías...

sábado, 19 de febrero de 2011

El bloqueo definitivo

O sea, que hay gente con quien me encuentro yendo por el mundo (saliendo a la calle) que ha leído mi blog... ¡Qué vergüenza! Esto era mejor cuando me sentía una escritora anónima y sabía que nadie conocido se lo leería. Creía que la cosa no tenía ningún interés para nadie que me conociera... Pero supongo que a la hora de poder criticarme y cotillear sobre mí un blog como este proporciona todo el morbo necesario. Ya he hecho bien de no hablar de según qué... Siempre he ido con cuidado con lo que digo, pero ahora... Quizá ni tan solamente valdrá la pena continuar publicándolo... Me da mucha vergüenza saber que gente conocida lee mi blog... ¡A ver si este será el bloqueo definitivo! De todos modos, no podré escribir tan despreocupadamente, cosa que no me gusta nada de nada, aunque con mi despreocupación sé que a veces he hecho daño a alguien. Ya hace días que me lo veía venir, primero sólo eran sospechas, pero... Vaya, vaya. ¡Qué vergüenza!

Esto lo he observado muchas veces leyendo blogs: hay dos tipos de blogs, los que todos el mundo sabe quien los escribe, el autor firma con nombre y apellidos, y en este caso sólo hay cosas positivas, siempre se intenta quedar bien con los demás (o con los suyos) y son aburridísimos, o los blogs en que los autores son completamente anónimos en los que se sueltan las pestes que haga falta y son mucho más interesantes, pero que cuando dejan de ser anónimos la cosa cambia: o desaparecen o se vuelven correctos, correctísimos. No quiero decir que mi blog haya sido nunca incorrecto, pero, sabiendo que hay gente que me conoce –yo no los conozco- que lo lee, me la impresión que ya no podré hablar tan a “tumba abierta” como antes, porqué son cosas que a muchas de estas personas no les diría... ¡ni que me mataran, vaya!

O sea que, boquita cerrada, no entran moscas, y el blog deberá volverse correcto, aburridísimo y procurar quedar bien con todo el mundo... ¡no fuera el caso! Me han bien aguando la fiesta. Y si no puedo decir lo que me pasa por la cabeza como si nadie conocido tuviera que leerlo esto no tiene ninguna gracia...

viernes, 18 de febrero de 2011

Optimopatía (microcuento)

«—Soy una optimista patológica, doctor, y lo mío no tiene remedio.
—Bueno, no se angustie. Tómese una de éstas después de cada comida y verá como, poco a poco, comienza a sentirse triste.
Miro el nombre del medicamento, escrito en la cajita que acaba de entregarme el médico: Tristocina.
—¿Y es eficaz?
—Lo es, pero a veces los efectos no se notan hasta al cabo de seis meses. No se intranquilice.
Ya en casa, leo el folleto que acompaña a las pastillas: "Efectos secundarios: en un 1% de pacientes se han descrito cuadros depresivos que algunas veces conducen al insomnio, la paranoia o incluso el suicidio".
Me tomo la primera pastilla a la hora de la cena. Me pregunto si existirá un fármaco parecido de uso pediátrico, porque mi hija presenta los mismos síntomas que yo. También ella ve siempre el lado bueno de las cosas, ríe sin parar, nunca cree que los problemas sean graves, habla deprisa y con seguridad, todo le parece hermoso, tiene mil proyectos...
Un año después, el médico me pregunta:
—¿Qué tal? ¿Cómo sigue de su optimismo?
—Mucho mejor, doctor. Ahora la vida me parece una mierda pero la gente ya no me mira mal.
—Claro, mujer, ya se lo dije. Ahora es usted como ellos. No tienen nada que temer.»

Care Santos
(del blog Silencio lo demás)

jueves, 17 de febrero de 2011

Peligro: elocuencia...

¿Os acordáis de un banco que decía que era “tu otro banco”, que pretendía dar unos intereses fabulosos y al que te podías apuntar con un solo click? Pues con la crisis se encontraron que este precisamente fue el problema: mucha gente hizo click y se desapuntó del banco y de los intereses fabulosos, y el banco se fue al garete, todo eso sólo con un solo click.

Sé que internet es un invento fabuloso que permite tener relaciones con otras personas a un solo click de distancia. Pero el hecho que estén a un click también hace que se puedan desapuntar de tu vida con un solo click. Me lo he pasado muy mal por eso, y he decidido que de momento no pienso tener más relaciones “a un click de distancia”, de estas por correspondencia. Para mí, que soy una persona un poco tímida y cortada cuando no conozco a las personas, relacionarme por escrito es mucho más fácil. La elocuencia brota. Pero este es el problema, precisamente, que entonces ves a la persona “en directo” y quizá no te atreves a decirle lo que le has dicho por escrito. Por tanto, se ha acabado: a partir de ahora y de momento sólo relaciones “en vivo y en directo”, y el internet sólo para quedar, y si quedo cortada o balbuceo o he de utilizar eufemismos porqué no me sale nada más ya lo arreglaré de alguna otra manera, pero no por escrito. Me prohíbo a mí misma escribir cartas elocuentes, o simplemente escribir sobre el tema, porqué escribiendo también puedes hacer daño a alguien sin darte cuenta, y según como parecer un elefante en una cacharrería, algo que ya procurarías no ser en persona. Pues hasta aquí. He dicho.

martes, 15 de febrero de 2011

Sorbito de nada

Una vez oí por la radio a un explorador-viajero-aventurero que explicaba que quería cruzar la Antártica, que ya había hecho algunas probaturas. Decía que lo hacía porqué en el caminar solo en medio de la inmensidad de la nada kilómetros y kilómetros, en la soledad y el desamparo absolutos, había algo que le había enganchado. El no límite de la nada absoluta de había enganchado. Aparte de eso, estar solo en medio de la nada le servia para hacer a un lado los pensamientos subsidiarios, ordenar las ideas y saber qué era importante para él.

Evidentemente, una persona de la calle no tiene ni la energía ni los medios para ir a probar la pócima de la nada en la Antártica, pero... probad de sentaros en el sofá de vuestra casa con la tele, el móbil y el ordenador apagados... ¡A ver si no tenéis un buen sorbo de la inmensidad de la nada! Y eso sirve para aprender hacer a un lado los pensamientos subsidiarios sin necesidad de hacer ningún kilómetro. No hace falta irse a la Antártica para probar la inmensidad de la nada. La vida sin aparatos electrónicos está lo suficientemente llena de nada por sí misma.

sábado, 12 de febrero de 2011

Tenerlo chungo

El otro día dije que no se trataba de ser rico sino de poder sobrevivir haciendo un trabajo que te guste. Supongo que si teníais esto y por culpa de la crisis os habéis quedado sin trabajo estas palabras os sonaran a burla... A pesar de ello yo conozco casos de personas a quienes el quedarse sin trabajo por culpa de la crisis les ha dado el valor de emprender lo que realmente querían hacer y jamás se habían atrevido... Ahora, si la crisis os ha dejado sin trabajo de algo que os gustaba, lo tenéis chungo... No sé qué deciros.

viernes, 11 de febrero de 2011

Vulnerabilidad

Antes de ayer una señora mayor por la radio dijo algo interesante: dijo que hay personas más vulnerables que las otras a los bombardeos de la televisión, el cine y la publicidad, y que no podemos criticar a la gente que se deja comer el coco y se deja inducir a nos sentirse satisfechos con su cuerpo, con lo que tienen o con la vida que llevan. El bombardeo para conducir la insatisfacción humana, este querer siempre más, que es una característica natural de las personas, hacia un objeto de consumo determinado y que nos rasquemos el bolsillo en ello es exhaustivo y constante. No se puede culpar a los que son vulnerables a este bombardeo y de dejan conducir hacia gastar su dinero en estiramientos faciales, cremas anti-arrugas y yougures orgásmicos.

No hace falta que nadie nos presione para querer sentirnos jóvenes y atractivos, pero hace falta que se nos presione porqué nuestro deseo de sentirnos jóvenes y atractivos sea conducido hacia comprar aquel producto en concreto. Eso hace que la presión desde los medios hacia la juventud y el atractivo sexual, que saben que son cosas que venden, sea, no sorda y constante, sino ruidosa e incansable.

Estoy de acuerdo en que hay gente que es más vulnerable que otros a este bombardeo, y no se los puede tratar de insensatos porqué se dejan influir y hacen lo que hace todo el mundo. Pero... pero.

jueves, 10 de febrero de 2011

Ponga a un poeta en su vida

Hoy he oído por la radio una frase que me ha impresionado. Alguien ha dicho: “nos pasa como al poeta, que nos volvemos más sabios que ricos...”. Gran frase, sí señor. No sabía que el problema principal de los poetas fuera que se vuelven más sabios que ricos... Si eso fuera un problema supongo que se dejarían de versos y se harían economistas, ¿no? Quiero decir, si de lo que se trata es de hacerse rico. Pero el problema no es hacerse rico. El problema es poder ganarse la vida haciendo lo que te gusta. A veces nos vence la codicia y confundimos poder sobrevivir haciendo algo en lo que creemos con nadar en la abundancia. Para mí son dos cosas diferentes, como es diferente el poder tener una vida sin privaciones de tener una vida de lujo y despilfarro, o vivir con un dinero ganado haciendo algo que te gusta que deber a alguien un dinero o unos medios de vida por los que has tenido que renunciar a una parte de ti mismo. Incluso lo decía el Quijote a Sancho, esto, no me lo invento. No digo que los poetas no se hagan más sabios que ricos: eso es verdad y no lo discutiré. Sólo digo que, si este fuera su principal problema... Un poeta se vuelve más sabio que rico, vale, ¿y qué? La satisfacción de saberse poeta no se paga con dinero. Y la de saberse un buen poeta y no un versificador más, ya ni te explico. Además, también hay un momento en la vida en que debes decidirte entre ser rico o ser algo, y saberte un buen poeta puede consolarte perfectamente de no ser millonario. En cambio, por más millonario que seas no podrás comprar el ser poeta, porqué la poesía es un don. Un don un poco soplaflautas, pero un don al fin y al cabo. Además, todavía estoy investigando si la poesía mala también es un don, o, más concretamente, qué explicación tiene que exista la poesía mala si la poesía es un don. Seréis informados de ulteriores descubrimientos...

miércoles, 9 de febrero de 2011

La embriaguez como necesidad cultural

Parece que en nuestra cultura occidental las personas tienen una gran necesidad de embriagarse en ocasiones especiales. Quiero decir, por ejemplo, los norteamericanos, que se embriagan por la Super-Bowl, por ejemplo, o, sin ir más lejos, aquí, donde parece que obligatorio embriagarse por Fin de Año y San Juan. Más allá del factor cultural y del factor de ritual de paso, me parece curioso que la gente de nuestra cultura necesite aquello que en mi época llamaban “desfasar” periódicamente, y sobre todo, hacerlo cuando todo el mundo lo hace, no fuera nadie a pensarse que somos unos borrachines... ¿De qué nos estamos escapando cuando hacemos servir la “válvula de escape” que representa la borrachera? Lo curioso del caso es que toda esta gente que se embriaga por las fiestas señaladas cree que hacerlo es su derecho, que haciéndolo está disfrutando al máximo de la vida y le está exprimiendo todo el zumo, y que a además si lo hace es contra el poder represor; creen que se emborrachan porqué tiene los cojones y la valentía de hacer algo que no está permitido, o como mínimo que no está bien visto. Es decir que los que se embriagan son unos enrollados que no aceptan el orden establecido. Para demostrar que son enrollados y que van contra el poder se embriagan y desfasan solamente el día que les está permitido por tradición hacerlo.

Me gustaría que la gente que tiene periódicamente la necesidad de embriagarse se preguntara: los ejecutivos de las grandes multinacionales se embriagan periódicamente? Los que dirigen el mundo, y por descontado su vida, tienen necesidad de “desfassar”? Y, sobre todo, de desfasar el día en que les dicen que pueden hacerlo? ¿Que todo el mundo se embriague por San Juan quiere decir que es bueno para nosotros embriagarnos por San Juan? Es que, tú no debes saberlo porqué no bebes, pero, emborracharse es divertido.. Ah, pues, si es tan divertido hagámoslo, hagámoslo... ¡Sólo faltaría dejar de hacer algo divertido!

¿No será que encuentras emborracharte divertido porqué no tienes una vida divertida? Supongo que es más fácil tener una vida que no vale nada y salir a divertirte de vez en cuando, que luchar para que tu vida valga la pena cada día...

martes, 8 de febrero de 2011

Lujo y sexo: PUBLICIDAD

A los que leemos deben decirnos a veces que el mundo no es como en los libros, o, más concretamente, que el mundo no se acaba en los libros... Pero... ¿y los que no leen libros y sólo miran la televisión? ¿Saben que el mundo no se acaba en la televisión? ¿A la gente que sólo mira la televisión les dice alguien que el mundo no es tal y como sale en la tele? ¿Saben qué la gente de la tele no es como la gente de la calle? ¿Les dice alguien que el lujo de la tele es de cartón-piedra y que el sexo tan fácil y satisfactorio entre personas que no se conocen es irreal? ¿Les dice alguien que lujo y sexo falsos buscan sólo una cosa de ellos, UNA SOLA COSA? Que os rasquéis el bolsillo, sí, sí... ¿Por qué estas personas corren como desesperados tras zanahorias de pórex-pan diciendo más, quiero más? ¿Tiene este mecanismo de insatisfacción perpetua que es la tele algo que ver en ello? La capacidad de apagar la tele es una de las mejores cosa que me han pasado en la vida, y me la ha dado esto tan peligroso y que te aleja tanto de la realidad... los libros... y también la radio.

¿Sacralizo los libros? ¿Y no es mejor sacralizar los libros que el culo de la Carbonero? ¡Como si la fuerais a tocar nunca!

Y me diréis: no miras la tele, pero escuchas la radio. ¿No es la radio un poco más de lo mismo? Como persona que escucha la radio desde hace años, sólo puedo decir que no es lo mismo que la tele si se sabe escuchar, aunque también tiene sus peligros: la publicidad indiscriminada, sobre todo. Si se sabe qué se escucha, la radio puede ser una ventana abierta al mundo, a las personas y a la música de una manera que la tele, con sus imágenes falsas y con la iluminación retocada jamás podrá ser. Y, aunque no son lo mismo las personas que salen en la radio que la gente que te encuentras por la calle, son más cercanos, más auténticos y dicen cosas de más calidad los que salen por la radio que los que salen por la tele. Incluso los programas cutres de la radio son mejores que los programas pretendidamente culturales de la tele. ¡Y pensar que sólo se escucha la radio cuando por la razón que sea no se puede tener la tele encendida!

Su se sabe escoger, un libro puede estar más cercano de lo que pasa por la cabeza a alguien de la calle que cualquier otro artefacto. Y un libro puede servir para muchas otras cosas.

Yo soy de libros y de radio. La tele es para borregos. En Navidad, ocasión de celebraciones familiares y tele encendida, vi a un perro que, sólo ladrando, conducía un rebaño de ovejas hasta un círculo de yeso marcando en la hierba: una metáfora perfecta de las personas que se acaban de comprar el nuevo producto que se anuncia en la tele. ¡Las ovejas han entrado en el círculo de yeso! ¡Viva! Aplaudamos todos, por favor.

Y me diréis: hablas como si la publicidad fuera mala, cuando es el mecanismo que engrasa nuestro sistema capitalista y consumista. Si no hubiera publicidad, no se venderían los productos fabricados por nuestra industria... (¿nuestra?), se perderían lugares de trabajo y mucha gente no podría sobrevivir. Que es precisamente lo que pasa ahora con la crisis en nuestro país, que se pierden lugares de trabajo. ¿Quieres agravar la crisis diciéndole a la gente que no debe hacer caso de la publicidad? ¡Si escuchando un anuncio y dejando que les convenza están levando la economía y el país! Bueno, pues aplaudamos todos...

Y todavía otra cosa: el lujo y el sexo son cosas muy agradables, cuando son reales. No estoy diciendo que el lujo y el sexo no existan o que sean pecado ni nada de eso. Sólo digo que el lujo y el sexo de la televisión son irreales, y que están destinados a que compremos cosas... Hablo en contra del lujo y del sexo únicamente como mecanismo de manipulación. Todo el mundo es bien libre de poner en su vida todo el lujo y todo el sexo REALES de que sea capaz. Y de decidir por si mismo qué son estas cosas para él, no lo que la tele le diga que son.