Ya hace tiempo que saqué
de la biblioteca un pequeño libro: Intermedio, de Luis Cernuda. Se trata
de su poética. (Por cierto, ¡qué gran colección de poéticas las de la editorial
Pre-Textos!). Se trata de su poética, pero no es una poética escrita
expresamente, sino una selección de escritos escogida entre todo el material de
sus obras en prosa.
Como que este pequeño
volumen me gustó tanto, pensé que me gustaría leer los tochos de sus obras
completas en prosa; ya he empezado a hacerlo, y así ha sido, me gusta mucho
todo lo que dice sobre la poesía en su prosa.
El librillo estaba
estructurado alrededor del “daimon” que anima la poesía de Cernuda, una idea
super atractiva para cualquiera que escriba, pero las obras completas en prosa
analizan la poesía de una forma mucho más amplia y completa.
* * *
Cernuda no critica los
poetas según sus poemas, que también, sino que los clasifica principalmente
según su visión y actitud hacia la poesía. No le gustan los que se la toman
como un juego, los que consideran que el arte es un juego. Comulga más con los
que se la toman como una filosofía o como una trascendencia o como una
plegaria. Le gustan las actitudes hacia la poesía que ponen en juego todo lo
que una persona es, sin considerarlo un juego. Para Cernuda la poesía es algo
importante, serio, profundo, un verdadero camino interior que no tiene que ver
con el arte como divertimento o como ornamento.
* * *
Durante muchos años he
pensado que escribir era como un juego. Pero leyendo a Cernuda me doy cuenta
que, sin obviar la parte lúdica, que debe estar ahí, (por qué si no lo pasas
bien escribiendo apaga y vámonos), la escritura, el arte, es mucho más que un
juego. Es un camino personal hacia la trascendencia, hacia aquello que no
sabemos como llamar y que desconocemos, un camino personal hacia el infinito y
hacia la muerte, pero también una forma de reconciliarse con la vida.
Me gusta escribir porqué
me hace sentirme viva. Me gusta jugar a sentirme viva a través de la escritura,
aunque ni la vida ni el arte sean un juego.
Quizá pueden parecer un
juego, incluso pueden ser un juego a veces, pero es un juego fatal en el que
arriesgas todo lo que eres, lo mejor y lo peor de ti misma, un juego que hace
que la vida valga la pena porqué no es sólo un juego.
Se debe jugar a escribir,
a estar vivo, para darse cuenta que esto, escribir, no es solamente un juego:
que por lo visto escribir importa y significa algo.
Tenemos que soñar
despiertos y jugar a ser artistas para llegar a serlo realmente, y descubrir
jugando que el arte no es un juego.
* * *
Pero... ¿el arte es o no
es un juego?
Yo creo que tenemos que
tomárnoslo como un juego para que sea algo más, algo importante para nosotros,
para que no sea solamente un juego sino la vida.