Intento pensar en algo interesante para escribir un post, y no sin cierta
tristeza, me percato que todo lo que se me ocurre está relacionado con los
libros, la lectura o la escritura. Libros leídos, lectura interesantes,
escritura replicándose a sí misma en una recurrencia metaliteraria que agota
todos los recursos.
¿Es que no sé hablar de nada más?
¿De qué debería hablar, sino?
Es lo qué me sale, lo qué me gusta...
* * *
A pesar de todo, de todas formas, en ello veo claramente la prueba que
muchas veces escribimos para nosotros mismos antes que para qué nos lean un
gran número de personas. Es evidente que un posible lector o lectura masivo (no
hablo de lectores individuales de buena fe), con tanto monotema, si existiera
ya habría huido aburrido y habría emigrado hacia otros blogs más enrollados
como las golondrinas en el otoño...
Si el blog fuera un “producto” para endosar al máximo número posible de
“consumidores” (sic), debería cambiar de peli, y ofrecer más variedad, como
aquel quien pone un super... Empezar a hablar de temas polémicos de estos que
todo el mundo tiene algo que decir sobre ellos aunque no sepa ni pizca..
Pero realmente soy yo quien necesita hablar tanto de libros, quizá por una
carencia de estas conversaciones en el mundo real, y por ello tengo el blog,
para hablar de lo que me gusta...
* * *
Por cierto que esta metáfora de las golondrinas en el otoño ya la he usado
muchas veces... Si aquí se aspira a un
calidad literaria y a un público minoritario pero selecto, en este blog
deberían ofrecerse metáforas de más categoría...
Por ejemplo:
Personas que huyen del blog como una manada de lemurs lanzándose al mar...
Personas que pasan del blog como los televidentes de Fahrenheit 451 pasaban
de los libros...
Personas a quien el blog interesa menos que un esquimal una neverita de
camping...
¿...?
(En fin, se hace lo que se puede...)